Retomamos las salidas nocturnas al cerro aunque el elenco fue distinto en esta ocasión.
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Mayde nos acompañó sólo en espíritu en esta oportunidad ya que se le olvidaron los zapatos de montaña o, mejor dicho, se me olvidó traérselos. De todas formas, era mejor que siguiera descansando el tobillo para estar a tono para el entrenamiento del fin de semana. Por lo menos ése fue mi intento de hacerle creer que había algo positivo en el asunto y librarme de toda responsabilidad. Dudo que mi estrategia funcionara.
Subimos al Hotel Humboldt nuevamente. Son unos siete kilómetros aproximadamente en los que se ganan unos 1.200 metros de desnivel positivo.
(Descripción de la ruta: Después del repecho, viene una cuesta, luego pasas por una subida y comienzas a ganar elevación, seguida por una parte donde aumenta el desnivel positivo, luego una pendiente, para continuar escalando y, finalmente, ascender un poco más).
Allá arriba nos conseguimos a un erizado amigo que se sorprendió tanto como nosotros de nuestro encuentro. The Night People, de forma flagrante, subíamos al cerro y el amigo puerco espín, pillado in fraganti, intentaba entrar a los ya clausurados puestos de comida.
Entre los montañistas dicen que la "cumbre es la mitad del camino" aludiéndo a los peligros de los descensos. Muchos suelen agotar sus energías y raciones en la subida y se olvidan de que todavía falta camino por recorrer y que la excursión no termina hasta que se logre un regreso a salvo o simplemente les empeora el clima de forma imprevisible.
Sin embargo, en esta rutica, la cumbre es realmente el destino final, gracias a que disponemos del teleférico. En menos de 20 minutos descendimos todo lo que nos tomó un par de horitas subir.
(A ver, digan "Funicular"...¡click!)
Termina el paseo y nos conseguimos una ciudad mucho más tranquila que un par de horas atrás cuando iniciamos el ascenso. Al fin le ganamos una a la caótica Caracas y nos libramos del tráfico en un día de semana.
Llega el fin de semana y era el momento de cerrar el primer mes de entrenamiento en buena forma. Corrimos 21km en el Cortafuego el sábado con la grata sorpresa de que cubrimos el recorrido en 10 minutos menos que a finales de noviembre, a pesar de que íbamos con mucho cuidado en las cortas pero recurrentes bajadas, pendientes del tobillo fastidiado de Mayde.
El domingo nos salió algo de cerro, sin ganar mucho desnivel.
Estas cuatro semanas no han sido las mejores, por lo de la lesión de Mayde, pero hemos retomado la consistencia. Ésta era nuestra semana de descanso y terminó siendo la más fuerte. Nos sentimos con mejor nivel que cuando iniciamos el entrenamiento para TGC, pero ya estamos lejos del nivel que teníamos cuando nos paramos en la línea de salida en la Playa del Inglés.
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Ahora comienza lo bueno. Los entrenos se alargan los fines de semana. También, comenzaremos a hacer algo de velocidad durante la semana, algunas series a ritmo de 10km y tempo a ritmo de 21km. Para muchos eso no es velocidad, pero para nosotros que estamos acostumbrados a correr más lento de lo que sería el ritmo de calentamiento de corredores serios, nos ayuda a romper la monotonía.
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Es la hora de ir visualizando el reto, buscar la mayor cantidad de información y entrenar concienzudamente. El Mont Blanc nos espera y hasta se nos aparece en los lugares menos esperados.
Félix