lunes, 28 de junio de 2010

Venezolanos en el Gran Trail de Peñalara, España

Ha sido una semana ajetreada. Hubo mucho trabajo de lunes a miércoles, pero fue totalmente recompensado de jueves a domingo. ¡Ahora, me toca volver a trabajar para descansar de tantos días libres!

En fin, me salté una entrada del blog. A veces tengo claro sobre lo que quisiera escribir y hasta se acumulan las ideas. Sin embargo, la mayoría del tiempo me siento frente a la máquina un domingo o lunes y, mientras descargo algunas fotos de las salidas del fin de semana, las ideas van fluyendo.

Así que antes de echar el cuento sobre el viaje a Mérida, me gustaría mandarle un saludo y desearle el mejor de los éxitos a los venezolanos que participarán este fin (3 y 4 de julio) en el Ultramaratón de Montaña Gran Trail de Peñalara de 110 kilómetros de distancia y 5.010 metros de desnivel positivo.

La carrera, en su primera edición, se celebrará en las afueras de Madrid, España, y partirá de un pueblo llamado Navacerrada en la Sierra de Guadarrama, sobre gran parte de la ruta GR10.

Hasta donde sé, participarán varios venezolanos:

- Armando Cisneros, a quien no conozco y cuyo nombre fue dado por un compañero de entrenamientos (Gersi).

- Alberto Solano Ferreira, a quien tampoco conozco pero me cuentan que es un merideño radicado en Inglaterra.

- Lago Baroni (abajo izquierda), compañero de entrenamientos que a pesar de su deficiencia física (tiene un brazo muchísimo más largo que el otro por tantas autofotos que se toma) participará en esta dura prueba con la inagotable energía y entusiasmo que lo caracteriza .


- Gersi Tarazona (arriba derecha), experimentado montañista y aventurero, se plantea un nuevo desafío al encarar su primer ultramaratón.

- Yanis Povea, quien ha participado repetidas veces en la carrera TransAlpina y hasta ha ocupado un lugar en el podio y, además, ganó la CruzaTenerife (Islas Canarias, España) de 2009.

- Ramón Blanco, quien a sus 77 años, trás haber escalado las dos versiones de las 7 cumbres más altas del mundo, representa un verdadero ícono del montañismo venezolano y siempre está buscando nuevas aventuras.

Es posible que haya otro venezolano radicado afuera cuyo nombre desconozco. En todo caso, estaremos bien pendientes de la carrera a través de su página oficial: http://www.grantrail.es/index.asp .

Desde acá les mandamos buena energía a todos y esperamos conocer pronto de sus experiencias.

Félix

lunes, 14 de junio de 2010

En el patio de Melba

Es posiblemente la mejor corredora de carreras de aventura del país (junto con Onoria Barreto, Hilenia Andrade y Elizabeth Espinoza). Es sinónimo de multideporte. Ha representado al país en competencias de rafting y, obviamente, de carreras de aventura. Sin embargo, no deja de ser una persona humilde, centrada y excelente compañera de aventuras, siempre con una sonrisa y con el mejor ánimo. En innumerables carreras la he visto pasarme, sea en bicicleta, kayak, a pie y hasta nadando. Pues este domingo no fue la excepción.


Mayde y yo habíamos quedado en reunirnos con Melba el domingo para hacer un largo en El Jarillo. Por un motivo u otro, entre los cuales estaban un buen desayuno, una mirada al fútbol en la tele y un rato compartido con los panas, la salida fue como a las 10:00 a.m. y prácticamente a regañadientes. Con ese clima característico de El Jarillo, la buena compañía y unas cuantas cervezas en la nevera, la decisión de salir a entrenar no fue nada fácil.


A tan sólo un kilómetro de la casa de Melba comenzaba el camino de tierra. La ruta nos llevó por una larga bajada en la cual se nos perdió el camino un par de veces. Luego de cruzar el río unas cuatro o cinco veces, llegamos al inicio de la subida. Nos preocupaba seguir con los pies mojados cuando apenas llevábamos unos cinco kilómetros. ¡Con lo que venía era inútil molestarse por ese detallito!


Pues, arrancamos cuesta arriba y la lluvia no dudó en acompañarnos. Llovió de frente, de un lado y del otro, al extremo que me hizo recordar una escena de la película Forrest Gump, cuando se encontraba en Vietnam. Casi al final de los 7 km de subida, nos paramos en unos sembradíos de duraznos y lo tomamos como un avituallamiento natural.



Luego nos tocó cruzar El Jarillo. Hay dos Jarillos, nos contaba Melba: uno estilo alemán, muy parecido a la localidad vecina de la Colonia Tovar, y otro fundado por gente de Los Teques y, bueno, mucho menos pintoresco. En el trayecto, llegamos a pasar por ambos.



Después de cruzar el pueblo, nos adentramos otra vez en el monte y salimos por la represa Aguas Frías y de ahí seguimos por la Rasante hacia la vía principal. En ese trayecto de unos 13 kilómetros sin mucho desnivel montamos un buen paso. De ahí, nos salieron unos 10 km más de subidas y bajadas en asfalto hasta llegar nuevamente a la casa de Melba.


Las chicas prácticamente me arrastraron esa última hora. Tenía que trotar mientras ellas caminaban para medio aguantarles el paso. Y cuando corrían, por más que intentaba, me quedaba unos metros atrás. Tan notorio fue el asunto que, luego de que las duras pasaran cerca del patio de una casa con borrachitos jugando bolas criollas, paso yo con unos 50 metros de desventaja y definitivamente no tan fresco como ellas. Uno de esos panas, ya bien prendido pero lo suficientemente lúcido como para analizar mi situación, me dice: "Mal negocio, socio, mal negocio".


Llegamos a la casita y nos esperaba un fenomenal equipo de apoyo, listo con las cervezas y comida en abundancia. Muy buen recibimiento. ¡Así sí provoca!


En fin, salieron 45 kilometros con unos 2.200 metros de desnivel positivo en poco más de 7 horas. Junto con los 21 km del día anterior, fue una buena forma de cerrar el primero de tres ciclos. Esta semana nos sale recuperación activa. Luego, comienza otro ciclo que termina con la UltraRace de 60km a mediados del mes que viene, a la cual desafortunadamente llegaremos sin descanso ni taper y, después, el último ciclo hasta Chamonix.

Hasta ahora hemos cumplido bien el plan de entrenamiento de 100 días. Me gustaría pensar que estamos encaminados y, aunque lleguemos un poco cortos de kilómetros, habremos puesto lo mejor de nuestra parte en estas últimas semanas. Desde ahora, cada entrenamiento cuenta.

¡Nos vemos en el cerro!

Félix

martes, 8 de junio de 2010

Energizer Night Race 10km y Pico Naiguatá

Casi 6 meses habían pasado desde la última vez que Mayde compitió. De hecho, tomaba la línea de partida llena de dudas y con mucha cautela. Realmente no sabía si estaba en buenas condiciones o no. Además, todos estos meses de recuperación de sus lesiones pudieran resultar en vano si no se cuidaba durante el recorrido.



La Universidad Simón Bolívar ha sido una gran alternativa para nuestros entrenos en vista del cierre del Ávila durante varios meses y era justo que su regreso a las competiciones fuera allí. La organización tenía un gran despliegue y se sentía un ambiente fenomenal. Casi 500 corredores se reunían para disfrutar de la noche por senderos llenos de pinos y neblina. Era tanto una carrera como una gran fiesta.


Se da la salida en subida e inmediatamente se adentra la hilera de luces en el monte. Yo salí tranquilo y ni me percaté cuando Mayde desapareció. Disfruté bastante de la subida inicial, lo cual es bueno para el espíritu pero, cuando se tiene un dorsal puesto, el disfrute tiene que dar paso al sufrimiento. Lamentablemente, no consigo la forma de motivarme lo suficiente como para exigirme a fondo en carreras cortas. Es posible que esté demasiado enfocado en mi meta a largo plazo (obviamente, la UTMB) o simplemente me hayan dejado de importar los cronos y la competitividad.

Todo se sentía como un entrenamiento más hasta que comenzó la subida más fuerte. Ahí decidí exigirme un poco más. Corrí un poco, caminé otro tanto, y un par de minutos antes de lo previsto estaba en la cima. La bajada "Rompenalgas" seguía.

Afortunadamente, nada se rompió y, justo llegando al final del corto pero empinado descenso, me encontré a Mayde. ¡Ni idea tenía de que estaba delante de mí!

Bajé un poco el paso para emparejarnos hasta que comenzó nuevamente la subida. La hicimos juntos a un buen ritmo para nosotros. En la última gran bajada, me le adelanté un poco. ¡Menos mal que no se me desamarraron las trenzas o algo por el estilo porque seguro me pasa!


Llegué a la pista y no me quedaban muchas piernas como para rematar. Corrí, un poco casualmente, hasta la llegada. Pensaba que no iba a poder alcanzar a los que iban adelante y era poco probable que alguien me alcanzará. No obstante, me pasó lo que más detesto: me remataron faltando tan solo un par de metros y me dí cuenta cuando era ya demasiado tarde. Ni modo. 1:08 fue mi tiempo y quedé en el puesto 94 de la general.


No pasaron ni 2 minutos antes de que Mayde cruzara la meta. Venía a un paso bastante fuerte pues tenía a un par de chicas cerca. Finalmente, hizo unos 5 minutos menos que nuestro mejor tiempo en entrenamiento, un esfuerzo que le valió el tercer lugar en su categoría y el puesto once entre las ciento sesenta y dos féminas que participaron. ¡Un gran regreso y un podio inesperado!


Lo convencional sería ir a cenar bien para luego recuperarse de tan fuerte y explosiva prueba. Lo primero lo hicimos cabalmente; cenamos en casa con amigos y luego hasta vimos el video de la UTMB de 2008. Hasta ahí, todo estaba bien.

No obstante, como se tenía previsto, antes de ponernos más cómodos, salimos a la siguiente aventura: subir al Pico Naiguatá, el más alto de la Cordillera de la Costa (2.765 m.s.n.m.), para disfrutar del amanecer y practicar un poco el manejo del sueño y cansancio acumulado.

La convocatoria no pudo estar mejor. Éramos 10 locos los que salíamos del estacionamiento del Unicentro El Marqués como a la 1 a.m., dispuestos a llegar a la cumbre de nuestro cerro El Ávila.



El clima se mantuvo bastante benévolo durante el ascenso. Al llegar al Topo Göering, se comenzó a sentir el frío. En líneas generales, el grupo mantuvo un buen paso hasta la cima. Me complace muchísimo saber que tres integrantes del grupo subían por primera vez al Naiguatá. Estoy seguro que, subir en estas condiciones, fue tanto para ellos como para los demás una salida de antología.


El descenso fue más largo que el ascenso. Lloviznó todo el camino y estaba bastante resbaloso. Finalmente abajo, nos despedimos; estábamos tan cansados como contentos, cada quien a comer en abundancia y a dormir muy profundamente el resto del domingo.

¡Qué buen fin de semana!

Félix