Casi 6 meses habían pasado desde la última vez que Mayde compitió. De hecho, tomaba la línea de partida llena de dudas y con mucha cautela. Realmente no sabía si estaba en buenas condiciones o no. Además, todos estos meses de recuperación de sus lesiones pudieran resultar en vano si no se cuidaba durante el recorrido.
La Universidad Simón Bolívar ha sido una gran alternativa para nuestros entrenos en vista del cierre del Ávila durante varios meses y era justo que su regreso a las competiciones fuera allí. La organización tenía un gran despliegue y se sentía un ambiente fenomenal. Casi 500 corredores se reunían para disfrutar de la noche por senderos llenos de pinos y neblina. Era tanto una carrera como una gran fiesta.
Se da la salida en subida e inmediatamente se adentra la hilera de luces en el monte. Yo salí tranquilo y ni me percaté cuando Mayde desapareció. Disfruté bastante de la subida inicial, lo cual es bueno para el espíritu pero, cuando se tiene un dorsal puesto, el disfrute tiene que dar paso al sufrimiento. Lamentablemente, no consigo la forma de motivarme lo suficiente como para exigirme a fondo en carreras cortas. Es posible que esté demasiado enfocado en mi meta a largo plazo (obviamente, la UTMB) o simplemente me hayan dejado de importar los cronos y la competitividad.
Todo se sentía como un entrenamiento más hasta que comenzó la subida más fuerte. Ahí decidí exigirme un poco más. Corrí un poco, caminé otro tanto, y un par de minutos antes de lo previsto estaba en la cima. La bajada "Rompenalgas" seguía.
Afortunadamente, nada se rompió y, justo llegando al final del corto pero empinado descenso, me encontré a Mayde. ¡Ni idea tenía de que estaba delante de mí!
Bajé un poco el paso para emparejarnos hasta que comenzó nuevamente la subida. La hicimos juntos a un buen ritmo para nosotros. En la última gran bajada, me le adelanté un poco. ¡Menos mal que no se me desamarraron las trenzas o algo por el estilo porque seguro me pasa!
Llegué a la pista y no me quedaban muchas piernas como para rematar. Corrí, un poco casualmente, hasta la llegada. Pensaba que no iba a poder alcanzar a los que iban adelante y era poco probable que alguien me alcanzará. No obstante, me pasó lo que más detesto: me remataron faltando tan solo un par de metros y me dí cuenta cuando era ya demasiado tarde. Ni modo. 1:08 fue mi tiempo y quedé en el puesto 94 de la general.
No pasaron ni 2 minutos antes de que Mayde cruzara la meta. Venía a un paso bastante fuerte pues tenía a un par de chicas cerca. Finalmente, hizo unos 5 minutos menos que nuestro mejor tiempo en entrenamiento, un esfuerzo que le valió el tercer lugar en su categoría y el puesto once entre las ciento sesenta y dos féminas que participaron. ¡Un gran regreso y un podio inesperado!
Lo convencional sería ir a cenar bien para luego recuperarse de tan fuerte y explosiva prueba. Lo primero lo hicimos cabalmente; cenamos en casa con amigos y luego hasta vimos el video de la UTMB de 2008. Hasta ahí, todo estaba bien.
No obstante, como se tenía previsto, antes de ponernos más cómodos, salimos a la siguiente aventura: subir al Pico Naiguatá, el más alto de la Cordillera de la Costa (2.765 m.s.n.m.), para disfrutar del amanecer y practicar un poco el manejo del sueño y cansancio acumulado.
La convocatoria no pudo estar mejor. Éramos 10 locos los que salíamos del estacionamiento del Unicentro El Marqués como a la 1 a.m., dispuestos a llegar a la cumbre de nuestro cerro El Ávila.
El clima se mantuvo bastante benévolo durante el ascenso. Al llegar al Topo Göering, se comenzó a sentir el frío. En líneas generales, el grupo mantuvo un buen paso hasta la cima. Me complace muchísimo saber que tres integrantes del grupo subían por primera vez al Naiguatá. Estoy seguro que, subir en estas condiciones, fue tanto para ellos como para los demás una salida de antología.
El descenso fue más largo que el ascenso. Lloviznó todo el camino y estaba bastante resbaloso. Finalmente abajo, nos despedimos; estábamos tan cansados como contentos, cada quien a comer en abundancia y a dormir muy profundamente el resto del domingo.
¡Qué buen fin de semana!
Félix
2 comentarios:
Ya lo puedes decir ya, Felix. Todo un lujo de fin de semana. Y no pudo ser mas apropiado en el camino a Chamo.
¡Vaya ambientazo el de esa foto de cima!
Gracias, Sergio.
Fue un bonito paseo. Me acordé de tu frase "Frontales abajo y noche estrellada arriba" (o algo parecido). Saludos.
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