lunes, 16 de agosto de 2010

Dorsales 3232 y 3365. ¿El viaje o el destino?

Al momento de escribir estas líneas quedan diez días y veintipico horas para la largada de la carrera que titula este blog. De modo casi surreal, pronto se habrá cumplido el sueño de participar en esa gran prueba. Inicialmente, nos atrajo la magnitud del reto y todavía nos deja perplejos todo lo que representa esta prueba.

Al principio, dudamos que estuviera a nuestro alcance. Planificamos. Ahorramos. Entrenamos. Seguimos dudando. Culminamos las pruebas clasificatorias. Ahora, no queda otra que seguir el sendero valisado alrededor del macizo del Mont Blanc.

Sería un gran mentiroso si dijera que nos conformamos con finalmente estar ahí y dar lo mejor de nuestra parte. Pues no es así: Queremos terminarla, no importa en qué puesto. Queremos cruzar la línea de llegada. Queremos ser "finishers".

Una vez leí algo que decía, y aquí parafraseo, que la vida es aquello que pasa mientras uno se ocupa haciendo planes distintos. Cada día que pasa, me doy cuenta de lo acertada que es aquella frase (más bien es letra de una canción de John Lennon) en cuanto a Mayde y a mí respecta. Mientras nosotros planificábamos el resto de nuestras vidas, surgieron nuevas experiencias.

Más o menos así fue que se inició esta aventura. Hubo un fracaso, aunque no enteramente atribuible a nosotros, de un plan que no se concretaba y que hasta ahora no se termina de dar aunque hiciéramos todo lo que correspondía a nuestra parte. Se generó un cambio de planes forzado. Un desvío indefinido y que nos está llevando hacia otro rumbo.


El plan inicial del que hablo, que nada tiene que ver con lo deportivo, se quedó en el limbo y, mientras esperábamos e indagábamos sobre otras opciones, este proyecto accesorio, UTMB2010, se fue materializando al extremo de que ya para fin de mes, independientemente de cómo sea el desenlace, habrá terminado esta larga empresa y al poco tiempo después de eso hasta dejará de existir este blog.

Dicen que muchas veces el viaje trae más emociones que el destino concreto planteado. No sé si nos tocará vivirlo de esa forma. No me pudiera imaginar que participar en la UTMB representare un anticlímax o que no fuera todo lo que esperábamos. Pero hay mucha tela que cortar todavía y la respuesta, en todo caso y si logramos terminar la carrera, aún estoy por descubrirla.

Me siento enormemente contento del camino que nos ha llevado hasta la línea de partida. Obviamente, no fue fácil pero el aprendizaje está siendo gigantesco. En nuestro caso, va más allá de lo meramente deportivo y lo vemos reflejado en tantos aspectos de nuestro día a día. Estoy feliz de que hubiéramos tomado la decisión de encarar este reto. A algunos puede dárseles con menos complicaciones que a otros, pero fácil no es. Hasta aquellos que están en situaciones totalmente distintas a la nuestra, es decir, tienen condiciones físicas innatas, gozan de un buen patrocinio y apoyo, se dedican únicamente a esto, etc., tienen que fajarse entrenando y echarle pichón durante la prueba.

Así que a modo un tanto nostálgico, y conforme se activa el tren de aterrizaje, hago una pequeña bitácora de lo que ha sido este vuelo.

- Junio 2008: Estoy lesionado y paso casi dos meses sin correr. Por otro lado, a Mayde le operan la mano por una lesión durante el segmento de natación de un triatlón. Lo único que ella podía hacer era correr; yo estaba fuera de combate y un tanto ocioso. Le propongo el asunto a Mayde quien, a su vez, me pregunta "¿Y tú crees que podamos?" y le confieso que no tengo ni la menor idea.

- Septiembre 2008: Participamos en una pequeña carrera en tierra. Mi primera carrera después de la lesión. Mayde, sin piedad alguna, me saca 5 minutos y llega de primera entre las 4 ó 5 chicas que participaron.

- Noviembre 2008: Estudiamos todas las opciones para obtener los 4 (actualmente son 5) puntos para clasificar para el UltraTrail du Mont Blanc. Nos decidimos por una prueba de 160 km en Texas, EE.UU. y comenzamos a entrenar formalmente.

- Diciembre 2008: Decidimos finalmente que la mejor opción era la TransGranCanaria Sur-Norte de 92 km en España. Si vamos a pasar pena, por lo menos que sea en nuestra lengua materna.

- Febrero 2009: Luego de unas 11 semanas de entrenamiento, con un plan medio inventado-medio copiado-medio acertado, culminamos la TGC S-N mejor de lo esperado. ¡Mayde queda de cuarta dama en la general! Obtuvimos nuestros primeros 2 puntos clasificatorios.


- Abril 2009: A finales de mes, comenzamos a recopilar algunas fotos y los 4 videitos que tomamos durante la Trans ya que la gente del Festival Ascenso de Fotos y Videos de Aventura nos invita a participar en ese evento. Dudamos un poco pero, por otro lado, queríamos compartir nuestra historia. La organización del festival tiene el lema de que "Cada quien tiene su Everest". Nosotros queríamos contar sobre los primeros pasos que tomamos hacia el nuestro.

- Junio 2009: Un par de meses atrás nos preguntábamos qué carrera hacer ahora para terminar de clasificar. Afortunadamente, la organización de la UTMB abrió 50 plazas adicionales para la CCC, hermana menor de la gran prueba con "sólo" 98 km. Sin pensarlo mucho, nos inscribimos. Se presentó nuestro videito "TransGranCanaria Sur-Norte" en el Festival Ascenso de Fotos y Videos de Aventura. Fue una peliculita sencilla, prácticamente improvisada y hecha sin presupuesto, sin gran despliegue técnico pero que considero que capturó la esencia de nuestra perspectiva de la aventura. Mayde se la comió con la última frase: "¡Los gorditos sí podemos!"

- Julio/Agosto 2009: A seis semanas de la carrera, me cae una pesa de 35 libras sobre el dedo gordo del pie y sufro una fractura. Peor todavía, faltando sólo 3 semanas para la CCC, Mayde sufre de un esguince de tobillo de segundo grado haciendo el último largo. ¡Qué mala suerte!



- Agosto 2009: Terminamos la CCC. Fue una prueba durísima y hace que la TGC S-N haya parecido un paseo. Pero ya tenemos los puntos clasificatorios completos. En los momentos finales de esa prueba pienso sobre lo difícil que va a ser prepararnos bien y estar realmente listos para la UTMB del año siguiente.

- Enero 2010: Comienza el año de la fascitis plantar. Mayde sufre tres meses de eso pero responde bien al tratamiento y la rehabilitación. Se mantiene activa haciendo spinning y bicicleta. Ella saliendo de ese mal y yo empeorando. Gasto una pequeña fortuna y logro seguir entrenando, pero sacrificando el volumen entre semana y, para la fecha que escribo estas líneas, no logro zafarme de esa aflicción. Finalmente, nos logramos inscribir en la UTMB y salimos en el sorteo.

- Julio 2010: Se celebra el primer ultramaratón en Venezuela, UltraRace Idaca de 60 km

- Agosto 2010: Le rendimos un pequeño homenaje privado a El Ávila. Nos vamos para Chamonix.


To be continued...

Le doy las gracias a todos los que se hayan alguna vez paseado por el blog, hubieren comentado o no. Para nosotros, ha sido un viaje fenomenal e inolvidable, pero todavía no ha terminado. Lo más probable es que escriba una última entrada antes de la carrera y desde Chamonix. Luego, claro está, daré mis impresiones y haré la respectiva crónica.

Mientras tanto quería comentar que ya nos asignaron los dorsales: 3232 para Mayde y 3365 para mí. Si alguien quisiera seguirnos en vivo, en la página oficial del evento colocan un vínculo en el que pueden seguir el paso de los participantes por los puntos de control. Por Venezuela también va, con muy altas expectativas, el merideño Richar Belandria con el número 2058. La carrera sale el viernes 27 de agosto a las 6:30pm , es decir, a las 12 del mediodía de Caracas. www.ultratrailmb.com

Los 98km que hicimos el año pasado durante la CCC, este año vendrían siendo del km 79 hasta la llegada de la UTMB. Dejo acá dos videos de una excelente serie. El primero es sobre los 50 kilómetros iniciales que nos tocará recorrer a fin de mes. El segundo video muestra la ruta hasta Courmayeur, de donde partimos el año pasado pero que este año apenas será el km 78.



Espero que esta entrada sea útil para los que compartan, desde cualquier latitud, el sueño de ir a esta gran carrera de montaña o, en realidad, tengan cualquier otro sueño afín. ¡Hay que atreverse! Después de tomar el primer paso, lo demás vendrá con la misma intensidad que uno lo busque. El viaje puede ser tan o más interesante que el destino. Los dejo nuevamente con una frase de Mayde sacada del mencionado video de la TGC S-N: "Sólo hay que plantearse las cosas y creer en uno mismo".


¡Hasta pronto!

Félix

P.D. Fotos: Válida Gatorade, Carambafitness.com; Vía Teror durante TGC SN, Bichillorunner.com; Meta en Chamonix CCC, Verónica Nanco; Ávila, autor desconocido. Video: Overstims.

lunes, 9 de agosto de 2010

¡De CCS pa'l MB! Los Nunca Infalibles I


No es para nada extraño ver pintado con betún líquido en el vidrio trasero de algún carro a lo largo de las carreteras venezolanas, especialmente en estas épocas de vacaciones, alguna frase en formato similar a la que titula esta entrada del blog.

Hay los que anuncian que se graduaron, los que adoptan un nombre determinado para un grupo de vehículos que viajan juntos y hasta se asignan números (ejemplo: "Los Vergatarios III" o "Comando Borracho VI") y los que insisten en hacer público y notorio su destino (e.g.: "De Maracaibo pa' Laisla").

En nuestro caso, al no estar permitido pintar sobre la ventanilla del avión y, de estarlo, Mayde siempre se apodera del puesto con vista privilegiada, para luego quedarse dormida la mayor parte del vuelo y perderse los paisajes, plasmo alla arriba y digitalmente el título de la entrada de esta semana.

(Pa' Morrocoy con hambre y sin real. Foto tomada de soloenvenezuela.com)

Pues es que ya son pocos los días que nos quedan para la gran aventura. Hemos comenzado a bajar la carga de los entrenos. Se puede decir que el trabajo, suficiente o no, está hecho y es el momento propicio para evaluar lo entrenado.

Siempre me ha parecido que para esta carrera es difícil, primero, trazar un plan de entrenamiento que nos lleve a la línea de partida en buenas condiciones pero que no nos lesione ni sobreentrene y, segundo, saber si uno realmente está en capacidad para la llegar a la meta dentro del tiempo límite.

Si bien ya el agosto pasado tuvimos la oportunidad de cubrir aproximadamente 60% del recorrido (CCC 2009, 98km, +5600m, 24:26), apenas lo hicimos con muy poco tiempo por debajo de las 26 horas de límite previstas por la organización, en los puestos 920 y 921 de unos 1800 corredores que partieron, de los que 1266 terminaron.

Este año, en la gran prueba, nos tocarán unos 68 kilómetros más que el año pasado y sería iluso pensar que con el cansancio y las horas acumuladas no desmejoremos significativamente el paso ya avanzada la carrera. Lo único que nos da algo de confianza es que nos sentimos un tanto mejor físicamente que el año pasado, a pesar de no haber tenido un rendimiento óptimo en la UltraRace Idaca.

Así que los dorsales 3232 (Mayde) y 3365 (el que pretende aguantarle el paso) tendrán que lograr cruzar 12 puntos de control con sus respectivos cortes de tiempo. Desde ya tengo los mapas impresos y estoy sacando cuentas, calculando las reservas de comida que llevaremos en los morrales, estimando el tiempo entre punto y punto y cuadrando el material de la carrera.

A diferencia del año pasado, el volumen entre semana fue realmente bajo. Lamentablemente, estar constantemente recuperándonos de alguna lesión o evitando caer o recaer en otra no nos permitió hacer gran volumen de lunes a viernes. Apostamos por llegar bien al fin de semana, hacer los dos largos simultáneos los sábados y domingos y recuperar con poco volumen entre un finde y otro.

En esta oportunidad, la estrategia para la carrera no pudiera ser más obvia: correr todos los planos y las bajadas, montar un paso constante en las subidas y comer y beber con la frecuencia que lo hacemos durante los entrenamientos.


(Horas corriendo: Nov 08-Feb 09 TGC SN 92k, May-Ago 09 CCC 98k, Feb-Ago 10 UTMB)

Sin embargo, es muy fácil cometer errores y, bueno, no creo que haya carrera larga en la que hemos estado exentos de incurrir en ellos. En este sentido, inspirado en un artículo que medio leí, pues mi francés todavía no da para tanto, en la revista Trail Endurance Mag, ennumero tres de los errores que considero más comúnes y peligrosos para los que participen en un Ultra Trail.

Error 1. Llegar excesivamente cansado a una carrera.
A veces no queda otra. Nos pasó con la UltraRace Idaca ya que ésta era parte de nuestro ciclo de entrenamiento y no descansamos ni antes ni después de ella. Hicimos la primera mitad en aproximadamente 5:35 y la segunda en 6:20, es decir, nos echamos 45 minutos más en el retorno por la misma ruta y prácticamente sin mucho sol. Nos falló la estrategia. No estábamos frescos y pagamos por ello en la segunda parte de esa carrera.

El escenario ideal, a mi parecer, es hacer un buen Taper, es decir, ir bajando la carga progresivamente, mas no la intensidad, a unas tres semanas de la carrera para llegar fresco y sano a la línea de partida.


Error 2. Probar material nuevo durante el evento.
¡Hay que curtir el material durante los entrenos! En gran parte, para eso son. Por las circunstancias en que fuimos el año pasado a la CCC, cambié de mochila a última hora y cargué un par de kilos más de los que estaba acostumbrado. Pensé que no era gran cosa, pero lo pagué caro con tremenda pálida subiendo el Gran Col Ferret. Este principio también aplica a la comida y la bebida; siempre es mejor ver qué tolera el cuerpo durante la preparación y usar eso mismo el gran día.

Error 3. Salir demasiado rápido.
El hecho de haber cumplido con un buen Taper hará que llegues a la línea de partida fuerte y con ganas de comerte los kilómetros. Es más, por aquello de la adrenalina y de estar bien descansado, puedes sentir que no vas tan rápido. ¡Hay que tener muchísimo cuidado! Como dicen por ahí: En un ultra, sal lento y luego baja aún más la velocidad. Muchos son los cuentos de ultreros que dicen "al kilómetro XX iba en el puesto XX" o "si no me hubiera ocurrido XX, hubiera terminado en el puesto XX o en XX horas". Pues, si los puestos y el crono en carrera es lo que realmente te importa, hay que tener en cuenta que muy posiblemente lo realmente importante sea posición en que se termina la carrera y, para un par de lentejas como nosotros, simplemente con terminarla nos basta. Pienso que hay que tener la mentalidad de ir de menos a más, cosa que no pudimos hacer en la mencionada UltraRace.

Una importante mención correspondería al tema de la nutrición e hidratación, pero de eso ya conversé en una entrada previa. ¡No hay que descuidarlo!

Así que espero no incurrir en ninguno de los citados errores nuevamente y poder regresar a Venezuela con el chaleco de "Finisher" de la UTMB, el cual no dudo que usaré ad nauseum de una manera muy similar a los que emplean la pintura Griffin en el vidrio trasero de su carro.

Sin embargo, todavía faltan muchos kilómetros por recorrer. Como me comentaron en el blog, todavía hay que salir de aquella placita y volver a la misma unas cuantas horas y kilómetros más tarde.

Nunca infalible,

Félix

martes, 3 de agosto de 2010

Las 5 Águilas Verdes

Me desperté como a las 4 y media de la mañana. Desde hace meses, los primeros pasos al amanecer son los más difíciles del día, gracias a la fascitis plantar que me legó Mayde a título particular. La de ella, afortunadamente se eliminó con un buen tratamiento. Mientras tanto, la mía pareciera haberse alojado.

Así que medio cojeando me asomo y miro hacia donde sé que debería estar El Ávila. Normalmente, la vista de la imponente montaña capitalina desde mi casa es buena y amplia. Pero hoy, por lo nublado, ni siquiera se ve. Coño, va a ser un largo día, pensé.

El plan original era salir en grupo a las 3 a.m. desde el Unicentro El Marqués pero al final, de los que habían confirmado, sólo quedamos Mayde y yo. El cómplice Gersi se lesionó, otros se fueron a la carrera de montaña Gatorade, algunos se complicaron a última hora y los que menos esperaba cambiaron de planes un par de días antes sin avisar. Ni modo.

Decidimos, entonces, salir con el amanecer. Los primeros 2 kilómetros, desde El Unicentro hasta La Julia, son prácticamente los más peligrosos por los barrios, borrachitos, etc. que suelen haber por ahí. El otro punto que nos preocupaba era ya bien arriba, en la Fila Maestra. Yo sólo había ido en una oportunidad hace unos 5 años con el Centro de Excursionismo Universitario (CEU) de la Universidad Central y sabía que el camino era complicado y delicado pero no me recordaba casi del trayecto.



(Los picos de derecha a izquierda: Naiguatá, Oriental, Occidental, Ávila y referencialmente Picacho de Galipán)

Pico I. Naiguatá 2.765 m.s.n.m (12,5 km desde Unicentro)

Como dije, la zona para llegar a La Julia no es nada amigable, pero la pasamos sin novedad. En una media hora estábamos ya tocando tierrita e iniciando lo que sería una gran aventura, principalmente por encima de los 2 mil metros sobre el nivel del mar y seguir la preparación para nuestra participación en el Ultra Trail du Mont Blanc a finales de mes.

Para los que tengan pensado ir al Naiguatá desde La Julia en estos días les recomiendo tomar sus previsiones en cuanto al agua, especialmente si van a subir por Dos Banderas. Nos contaba Pedro, el guardaparques, que hace unas tres semanas hubo unos serios derrumbes y crecidas de quebradas que arrasaron con las tuberías. Así que no hay agua ni en el puesto de guardaparques ni en el tanque un poquito más arríba. Para los excursionistas no es tán grave porque se puede agarrar agua en El Edén. De hecho, la crecida de esa quebrada despejó esa área bastante; ya ni siquiera se ven las matas de cambúr, pero el acceso al agua es más sencillo. Por otro lado, se ve que ya están echándole pichón a los trabajos para restaurar el sistema de tuberías.



La subida la hicimos bien enfocados y a un buen paso para nosotros y, de hecho, creo que es la vez que mejor hemos subido hasta la cumbre más alta de El Ávila. La última vez que nos metimos por estos lares fue de noche, después de la Night Race en junio, y ahora de verdad que fue impresionante ver el contraste entre las zonas afectadas por los incendios y la naturaleza luchando por recuperarse, como se ve en la foto arriba.

Pasamos por el Anfiteatro y seguimos directo hacia la emblemática Cruz. Nos sentamos un rato a comer. No se veía absolutamente nada. Teníamos la esperanza de que el día despejara, especialmente para el trayecto de la fila.

Bajamos al manantial Stolk, recargamos agua y preparamos bebida energética y, con buenos ánimos, pa' lante.

Antes de llegar otra vez al cruce que sube desde El Urquijo, tomamos un rumbo errado por aquello de ir medio trotando. De repente se nos acabó el camino y estábamos más abajo de lo que deberíamos estar. Nos devolvimos rapidito y sin otra consecuencia que haber perdido una media horita tal vez.

Pico II. Oriental. 2.640 m.s.n.m (kilómetro 22,5 aproximadamente)

Ahora, nos tocaba el bendito tema de la fila. La noche anterior consulté con Gersi y con el Duende y todo coincidía. Es más, yo pensaba que mientras pudiera ver el Pico Oriental a la distancia estaría en rumbo.

Lo primero que había que buscar eran las dos grandes rocas que conforman la Puerta de Hércules. Caminamos y nada que las vemos. Nuevamente, se nos acaba el camino. Nos estábamos metiendo hacia arriba a la izquierda y resulta que el asunto era para la derecha y hacia abajo. Finalmente, probamos bajar un poco y en efecto por ahí era el asunto.

Andábamos por el sendero que no estaba en ese tramo tan tapado como pensabámos. De hecho, Mayde me comenta que no es tan grave el asunto, salvo por los bambucillos que atentaban por sacarnos un ojo, hacernos un tatuaje natural o despojarnos de los morrales, bastones, gorras, etc.

Pasamos un par de claros en los que recuerdo que normalmente se aprecia una bonita vista de la costa si está despejado. Nada, será en otra oportunidad. Unos metros más adelante, aumenta aún más el bambucillo. Por la altura de los arbustales, no se ve el camino, pero presumo que está a mis pies. De hecho, veo basura en el camino, una botella de agua y luego de seguir abriendo camino entre las matas, una lata de atún. Llegamos un sitio donde parecía que había una bifurcación. Exploramos, avanzamos, nos regresamos, abrimos camino, pero nada. Cuando dimos la primera vuelta en círculo, nos percatamos de que estábamos perdidos. Ni siquiera conseguíamos el camino por donde veníamos. Cuando veíamos lo que parecía un camino, resultaba que era un sitio que nosotros mismos habíamos abierto.

No se veía el Oriental, pero con la brújula sabía que el rumbo era principalmente hacia el oeste. Luego de casi una hora, conseguimos el camino correcto y, nada, resulta que por andar viendo hacia abajo y luchando con las matas, no habíamos visto unas marcas en los árboles que indicaban la dirección a seguir.



De nuevo encaminados, avanzamos lento, al paso que permite la fila, hasta que se despejó por unos segundos y tuvimos una impresionante vista de la subida de Cachimbo hacia la cumbre del Oriental a nuestra izquierda. También, se asomó por un par de minutos la fuerte pero relativamente corta subida que lleva a nuestro segundo objetivo. Mayde aprovechó y tomó la foto de arriba.



(Pico Oriental, aunque la Cruz de los Palmeros es más pintoresca, este tubito marca la verdadera cumbre. )

Pico III. Occidental. 2.480 m.s.n.m. (kilómetro 25 aproximadamente)

Una vez en terreno conocido, a pesar de que sólo llevábamos dos picos, sabíamos que habíamos hecho gran parte del trabajo. De ahí, bajamos a la Silla. No importa cuántas veces haya hecho esta bajada ni por dónde me meta; siempre es una pesadilla, sea corriendo o caminando.

En la Silla, comimos alguito y de nuevo para arriba, buscando llegar al Pico Occidental, posiblemente el menos obvio de todos. No por el camino, que es bien franco, sino por sus características. ¡Si no fuera por el cartelito, tal vez ni me diera cuenta al pasarlo!



¿Pico? IV. Picacho de Galipán. 1.990 m.s.n.m. (kilómetro 33,5 aproximadamente)

La bajada hacia Lagunazo fue bastante divertida. Agarramos un buen paso y hasta corrimos un poco. En la toma de agua recargamos nuevamente y volvimos a ejercitar la mandíbula. Creo que el alivio después del estrés de lo que pasamos en la fila, combinado con las endorfinas, nos tenía con los mejores ánimos.

Llegamos al tanque antes de la subida que va al Hotel Humboldt, donde está ubicado el Pico Ávila. No obstante, para evitar pasar por el mismo sitio dos veces, optamos por tomar un camino a la derecha a pocos metros de pasar el tanque y dejar ese objetivo de último, total ahí está el teleférico por el que bajaríamos.

El camino era de tierra, estrecho pero excelente para trotar un poco. Luego, se abre y aparece el concreto. Corrimos, caminamos, avanzamos. Pasamos Galipán con los últimos rayos de la poca luz que se filtraba entre las nubes y las miradas de cientos de turistas a lo largo de ese trayecto. Al pasar Boca de Tigre se entra por un costado de la cerca y el camino es totalmente franco. Fue una buena sección para hacer de noche. Comenzaba a lloviznar.


Había unas aves curiosas, tal vez por nuestras frontales. Parecía que nos marcaban el camino.

Se posaban adelante de nosotros lateralmente y sólo se veían sus ojos resaltados por el reflejo de la linterna.

Cuando llegábamos a unos 2 ó 3 metros de ellas, volaban y se colocaban unos 15 metros más adelante en la vía y así fue hasta llegar al Picacho.

Fue divertido y una gran distracción que nos llevó al sitio que queríamos ir más rápido de lo que teníamos pensado.

Se despejó por segundos y a la distancia se veían algunas luces de Galipán por un lado, parte de La Guaira por otro y la caótica capital hacia el sur.

De regreso, nos pareció que venían unas luces por el camino hacia nosotros. Oímos ruidos de motos. Apagamos las frontales por si acaso. Pero no era más que la paranoía constante con la que vive el venezolano.

Pico V. Ávila. 2.180 m.s.n.m. (kilómetro 39 aproximadamente)

Comenzamos la ida hacia el Pico Ávila, es decir, el Hotel Humboldt. Ahí teníamos previsto tomar el teleférico. Nos regresamos por Boca de Tigre y rápidamente pasamos el cruce de Galipán. Mayde montó un paso fuerte. De hecho, en un momento pensé que si no me ponía pilas me iba a dejar botado. El que haya leído este blog antes sabrá que estaría muy pero muy lejos de ser la primera vez.


Fue un poco rudo el asunto porque venían rústicos a toda velocidad y ambos sentidos. Sin conversar mucho, sabía que Mayde sentía algo parecido que yo. Ese subidón de adrenalina al final de un buen recorrido que te hace olvidar lo cansado que pudieras estar.

Finalmente, entramos al complejo que solía ser Ávila Mágica. La única magia que se apreciaba, lamentablemente, era el hecho de ser un sitio inmerso en la gran montaña. Por lo demás, se está deteriorando esa magnífica estructura. Avanzamos para llegar a la pata del Hotel Humboldt y tomarnos la foto, no sin antes discutir en dos oportunidades con unos fulanitos de chaquetas carmesí.


Caminábamos por ahí totalmente dispuestos a llegar a un sitio donde pudiéramos sentir que habíamos culminado el largo camino. Salieron, finalmente, 38,95 kilómetros con un desnivel +4025 m/-2.756 m en poco más de 14 horas, saliendo desde El Unicentro El Marqués hasta el Pico Ávila para luego bajar en teleférico.

Cuando nos sentimos satisfechos del sitio al que habíamos llegado, pues tomamos la foto aunque lo único que se aprecia son nuestras caras de felicidad a pesar de tener unas pintas de trapos viejos. La alegría era triple porque, no sólo terminamos el recorrido, sino le hicimos un homenaje privado a nuestro queridísimo cerro y, bueno, culminamos el ciclo de carga fuerte de nuestro plan de entrenamiento para UTMB. Ahora, latonería y pintura durante unas cuantas semanas. A recuperarnos, asimilar la carga, preparar la logística y llegar a la línea de partida con todas las intenciones de ponerle un punto final, o más bien un signo de exclamación, a lo que ha sido esta aventura de participar en el UTMB de 2010, un proyecto que lleva ya unos 2 años.

¡Contando los días hasta el 27 de agosto a las 6:30 pm en Chamonix y con Vangelis de fondo!

Félix