domingo, 27 de septiembre de 2009

De riesgos y pasiones

Dicen que hay dos tipos de ciclistas: los que se han caído y los que están por caerse. En la bicicleta de montaña, se llega rapidísimo a formar parte del primer grupo y, como insinúa el dicho, es prácticamente inevitable. Este fin de semana, volvimos a salir a rodar en tierrita. Éramos un grupo de 10 personas. Había ciclistas de montaña de muy buen nivel y otros, como nosotros, que retrasaban un poco al grupo. El recorrido estuvo fenomenal y el clima bastante benévolo. Pareciera que hicimos todas las subidas y bajadas de San Antonio de Los Altos, pero ni siquiera cubrimos un 10% de la variedad de recorridos que tiene el Team Pan de Azúcar por aquellos lares.

(En San Antonio de Los Altos)

Lamentablemente, en una de las últimas bajadas, uno de los ciclistas tuvo un percance. Uno de los más diestros del grupo salió volando sobre el manubrio y terminó con fractura de clavícula. Afortunadamente, todos estábamos cerca y pudimos ayudarlo y coordinar para que lo trasladaran rápidamente. En la tarde, nos enteramos de que tenía una triple fractura de clavícula y sería sometido a una operación.


(Se improvisó un cabestrillo con una tripa de bicicleta.)

(Ingenioso portabici humano.)

Por otro lado, esta semana en un foro virtual norteamericano sobre ultramaratones, se relataba lo que sonaba como una novela. El día domingo, a tempranas horas de la mañana, salieron dos experimentados corredores a entrenar. Dejaron uno de sus carros en un centro comercial, que iba a ser el área por la que pensaban salir, y estacionaron el otro justo en una de las entradas a la montaña. Gina había recientemente ganado una carrera de 100 millas en San Diego, California y solía salir a entrenar largo con su cuñado, Fidel. Ese caluroso domingo iban a explorar una ruta poco frecuentada. Sus familiares están acostumbrados a que, como todos los que entrenan para los ultras, se vayan por horas y hasta por días enteros a entrenar. Por eso, no fue sino hasta el día lunes en la mañana que el esposo de Gina comenzó a preocuparse. Al enterarse de que Fidel tampoco aparecía, acudió a las autoridades.

(Descripciones de los desaparecidos. Fuente: OC Register.)

Comenzó una búsqueda en la que abundaban motivos de preocupación. El área es conocida por sus sembradíos clandestinos de drogas, mantenidos por las violentas pandillas de esa región de California. El fuerte calor era otro factor agravante. Los perros rastreadores fueron desincorporados de la búsqueda ya que su olfato no abarca distancias tan largas ni se mantiene enfocado por un tiempo tan prolongado. Ubican los dos vehículos de los corredores con sus pertenencias y teléfonos celulares y se discute sobre los posibles rumbos que pudieran haber tomado los corredores. La zona es sumamente complicada e imposible de penetrar en vehículos terrestres. Conforme pasan los días, aumenta la ansiedad. Se trata de dos curtidísimos atletas de largo aliento que están ampliamente familiarizados con las situaciones que se presentan en la montaña. Se temía lo peor.


(Varios ultrafondistas se unen a la búsqueda. Fuente: OC Register.)

El día miércoles en la mañana, un empleado de una granja de la localidad se topa con un hombre visiblemente desorientado, pero sin lesiones aparentes, deambulando por la zona. Para sorpresa del trabajador, lo primero que hace es preguntarle si ha visto a Gina, su compañera. Inmediatamente, el obrero lo lleva hasta donde estaban las autoridades y, sin mucho titubeo y después de un breve chequeo médico, lo trasladan directamente al destacamento. Ha aparecido Fidel, pero sin su cuñada.

(Aparece uno de los dos corredores. Fuente: OC Register.)

Transcurren las horas y no hay noticias de Gina. Surgen todo tipo de especulaciones. Fidel es interrogado por funcionarios del departamento de homicidios, ya que en EE.UU. estos manejan todos los casos de personas adultas desaparecidas. Con la información que éste les brinda, reorientan la búsqueda. Finalmente, en horas de la tarde, un helicóptero logra divisar a alguien con las mismas características que Gina. Por las complicaciones de su ubicación, en un área tremendamente vertical que conduce hacia una quebrada seca, se demoran bastante en rescatarla por vía aérea.

Después de cuatro días sin agua ni comida, Gina se encuentra en condición estable pero fuertemente deshidratada. En el hospital, se reencuentra con su esposo. Todo indica que se recuperará sin problema alguno.

Resulta que ese domingo habían salido a probar una ruta distinta. Lo primero que les sorprende es lo complicado del terreno. Conforme se iban adentrando, se les ponía más difícil el asunto. El calor estaba fortísimo. Se les acaba el agua. Fidel comienza a vomitar y Gina pasa adelante. Mientras trataban de ubicar alguna fuente natural de agua, accidentalmente se separan. Ambos se metieron en problemas, especialmente Gina, quien terminó descendiendo a un sitio del que no pudo salir, a pesar de su amplia experiencia y grandes condiciones físicas. Fue en ese mismo lugar donde finalmente la rescataron el miércoles por la tarde. No se habían llevado los teléfonos celulares por la falta de cobertura en esa área.

Los que practicamos estas actividades al aire libre sentimos que, al hacerlas, estamos en contacto con la naturaleza. Conforme uno va ganando mayores condiciones y aptitudes también se gana confianza; se aumentan las distancias, las velocidades, dificultades, etc. Pero esto que nos apasiona no está libre de riesgos. A veces nosotros mismos desafiamos esos riesgos y, en otros casos, no nos queda otra que lidiar con los caprichos de la naturaleza. Los riesgos siempre estarán presentes, como en todo aspecto de la vida. Dicen por ahí que no son los golpes que uno lleva los que definen el carácter sino cómo uno reacciona ante ellos.

Nuestro amigo Ferreira salió bien de su operación, aunque con una plancha y ocho tornillos, y no dudo que en poco tiempo regrese a las andanzas. En otras latitudes, los medios de comunicación le preguntaron a Gina, quien se recupera en un hospital, si volvería a correr y, con bastante determinación, contestó: “Por supuesto; es mi pasión.”

(Gina y su esposo. Fuente: ABC News)

Félix

1 comentario:

Luis Recuenco dijo...

Espero que se mejore y evolucione bien tu amigo.

Menuda historia de incertidumbre la de tus amigos.