Carrera Outdoors Timberland

Luego de que me removieran el alambre que fuera inquilino de mi mano por más de un mes, salimos en carro hacia Cantaura, estado Anzoátegui, para participar en una carrerita de montaña de aproximadamente unos 15km.

Después de unas 7 horas y aproximadamente 500km de carretera, llegamos al sitio. Compartiríamos campamento con la gente de la carrera de vehículos rústicos Fun Race, cuyo slógan es "Hay que vivirlo para entenderlo". El día siguiente, después de nuestra carrera, lo viví y definitivamente no lo entendí. Pero la intención de este blog no es criticar otras actividades, sino echar el cuento del largo camino hacia UTMB. No obstante, no deja de impresionarme cómo se puede catalogar de ecológica a una actividad en que más de 500 vehículos rústicos pasan por zonas que, aunque tengan caminos ya marcados, erosionan terriblemente. Sorry, but I can't really fathom the Fun in such a Race.

En tan sólo el par de horas que nos quedamos viendo el paso de un río, observamos cómo derribaron tres árboles, destrozaron gran parte de la ribera de un riachuelo y aplastaron todo lo que se les atravezaba en el camino. Como dije, aunque hay mucho más que pudiera comentar en cuanto a este evento, me morderé la lengua o--mejor dicho--me pisaré los dedos en esta ocasión.

La Segunda Carrera Invitacional Timberland Outdoor arrancó el sábado a las 6:20 am. Los participantes salieron desde el campamento y se encaminaron monte adentro. La ruta estuvo fenomenal. No hubo mucho desnivel, pero el paisaje estuvo bestial. Debe ser que mis tiempos de carrera están proporcionalmente derivados de mi actitud turística hacia la competencia; ví pájaros carpinteros, caricaris encrestados, cardenales, loros y una vegetación que el organizador de la carrera, Carlos Aponte, bautizó como Windows XP. Hacia el punto de retorno hubo que hacer unas partes un poco técnicas pero sin mayor complejidad, salvo para los que nos cuesta seguir las instrucciones. En cuanto a eso, casi llegando al retorno, tomé el rumbo equivocado. Por casualidad, me encontré a Mayde, quien iba ya de regreso, concentrada y a un paso bastante duro. Resulta que me había metido por el lado equivocado. Tuve que corregir el rumbo y subir la loma para retomar el camino delineado.

Sin haber sentido mayores molestias derivadas de las lesiones, monté un paso un poco más fuerte de regreso. Me sentí muy bien, pero sigo notando la pérdida de condiciones durante estos últimos dos meses de recuperación. Lo bueno es que finalmente puedo correr otra vez y tengo que ser más inteligente acerca de mi entrenamiento de ahora en adelante. Llegué a la meta de sexto, varios minutos detrás de mi esposita, quien quedaría de primera entre las mujeres. Mi amigo Pedro Vallejo terminaría de primero en la general.

Gran parte del resto del día lo disfrutamos en el campamento, libre de trogloditas quienes ya habían salido a su respectiva competencia. Hay que reconocer que la logística de un evento como el FunRace es enorme. El campamento estaba muy bien organizado con baños, duchas, comedores y demás instalaciones. Con respecto a nuestra carrera, Carlos Aponte, quien también es el director del FunRaceBike que celebró su segunda válida del año el fin de semana pasado, atendió al grupo de sus corredores de maravilla y montó una competencia excelente. Su experiencia como corredor le da una perspectiva empática de lo que debe ser un buen evento.

Acampamos por segunda noche ahí en Cantaura y el domingo salimos a las 6:30 am hacia Caracas nuevamente. En fin, conocimos un sitio nuevo para nosotros, corrimos un poco, compartimos con nuevos y viejos amigos y nos adentramos en un submundo que no dejó de impresionarnos. Pareciera una locura manejar un total cercano a los mil kilómetros para correr tan sólo 15km, pero sin duda alguna valió la pena. Fue una experiencia totalmente distinta...en el amplísimo sentido de esa palabra.

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