El plato fuerte de la visita a Mérida era el entrenamiento desde La Culata hasta la base del Pan de Azúcar. Una vez ahí nos regresaríamos hasta conseguirnos con nuestros amigos, haríamos cumbre con ellos y luego correríamos todo el regreso. Ese era el plan. Y aunque no todo salió como lo pautamos, el día no dejó de traernos grandes satifacciones.
(Minutos antes de salir, de izq. a derecha: Edwin, Mayde, un peruano y Maury.)
Ya antes de salir, sabíamos que el plan no se cumpliría al pie de la letra. Mayde se sentía mal y, aunque la opción fácil hubiera sido quedarse en la comodidad de la cabaña, ella guapeó y así salimos. A los pocos minutos de partir, ya nuestros amigos, quienes no tenían la más mínima intención de hacer el recorrido corriendo, nos llevaban algo de distancia.
Poco a poco nos fuimos emparejando. Estaba claro, aunque me costaba comprenderlo en ese mismo momento, que no ibamos a correr. Llevabamos tan solo un kilómetro cuando un perro se nos puso al lado, nos miró de pies a cabeza y arrancó a guiarnos sin mayor ceremonia. Lo bautizamos "Terry", nombre que se ganó por su repetida costumbre de ir "marcando" constantemente el territorio.
(Terry, canino alpino.)
Finalmente, corrimos unas bajadas y algunos planos, pero no valía la pena. Yo me sentía bien, pero somos un equipo y hoy se voltearon los papeles y yo estaba levemente más fuerte. Al llegar a la Cascada del Duende, dejé a Mayde un rato y corrí de regreso a buscar a nuestros amigos, quienes no estaban a más de unos 15 minutos atrás.
Una vez todos juntos, descansamos un poco, comimos alguito y comenzamos el corto pero fuerte ascenso a la base. Tanto Mayde como yo pasamos algo de trabajo llegando a la base, la cual se ubica por encima de los 4,000 metros sobre el nivel del mar. El fiel Terry nos acompañó todo el recorrido hasta allá, pero al dejarnos seguros ya en la base, inexplicablemente se desapareció.
Mayde, quien ya había hecho cumbre en enero de 2007, optó por quedarse abajo descansando. Ya bastante había hecho saliendo a caminar sintiéndose como se sentía. Así que arrancamos Edwin, Maury y yo. Supe de inmediato que el ascenso se me iba a hacer largo. La altura me estaba atacando. Arranqué suave con la idea de ganar velocidad conforme nos acercaramos a la cumbre, pero mi paso fue aquel que en alguna entrada anterior mencioné: lento pero despacio.
Mayde, quien ya había hecho cumbre en enero de 2007, optó por quedarse abajo descansando. Ya bastante había hecho saliendo a caminar sintiéndose como se sentía. Así que arrancamos Edwin, Maury y yo. Supe de inmediato que el ascenso se me iba a hacer largo. La altura me estaba atacando. Arranqué suave con la idea de ganar velocidad conforme nos acercaramos a la cumbre, pero mi paso fue aquel que en alguna entrada anterior mencioné: lento pero despacio.
A petición mía, nos paramos a descansar como a un tercio del camino. Esta foto, perfecta excusa para que mis compañeros me esperen, muestra la falsa cumbre, el bosque de piedras y la cumbre del Pan de Azúcar.
(Edwin Pérez y Maury Montaña, cuyo apellido estoy seguro no puede ser una simple casualidad. A pesar de su poca experiencia, ella estuvo muy fuerte en esta salida.)
Ibamos a la cumbre los tres, pero terminé indicándole a mis amigos el camino. Hicieron cumbre unos 5 a 10 minutos antes que yo. Era mi tercera vez en el pico y fue bien grato compartirlo con ellos. La vista desde la cumbre, a pesar de que el día se presentó sumamente nublado, no dejó de ser impresionante.
(Vista desde la cumbre. 4,680 m.s.n.m.)
Quien haya coronado esta cumbre sabe que no es nada técnica. El noveno pico más alto de nuestro país es más bien accesible y no presenta mayor dificultad, aparte de los efectos de la altura. El descenso es sumamente divertido. Aquí se baja como se puede; vale todo tal como se aprecia en el video.
(Descenso poco ortodoxo.)
Fue el último entrenamiento que hicimos en este viaje y, aunque más bien fue tipo paseo, estoy seguro de que unas 10 horas sobre los pies no hacen nada de daño con relación a nuestro objetivo, preparar la Transgrancanaria. Los Asics Trabuco WR 11 que estrenaba se portaron muy bien durante todo el viaje.
Esperamos no estar por estos lares cuando nos toque preparar UTMB, pero si las autoridades migratorias australianas así lo deciden y seguimos aquí, Mérida definitivamente, a pesar de la altura, será el destino en el que haremos nuestros entrenamientos principales para la prueba que da nombre a este blog.
Félix
1 comentario:
excelente mi pana!, te envidio, yo aun no consigo tener tantas horas caminando/corriendo, con ese entrenamiento les va a ir muy bien en la TGC
Publicar un comentario